Monumento a los Fueros, Manuel Martínez de Ubago y Ramón Carmona

Con esta obra, la Diputación Foral de Navarra pretendía reivindicar y defender los derechos que aún le quedaban del antiguo Fuero y que fueron cuestionados en la revuelta que se denominó Gamazada, en honor al ministro de hacienda Antonio Gamazo que pretendió elevar el cupo -el porcentaje de los impuestos recaudados- que la provincia de Navarra gestionaba.

El monumento a los Fueros es una estructura en forma de templete cúbico organizada en dos cuerpos, un pedestal de gran altura sobre la que descansa la figura femenina en bronce.

La base pentagonal cuenta con cinco escalinatas entre las que hay pilares de los que penden cadenas que simbolizan el escudo de Navarra. Sobre esto se encuentra el primer cuerpo del monumento con inscripciones alusivas a las libertades navarras, tres en romance, la cuarta en euskera, y la última también en euskera vascuence de difícil comprensión por usar caracteres íberos. En los ángulos se disponen cinco estatuas que representan otras tantas alegorías: Historia, Justicia, Autonomía, Paz y Trabajo, todas ellas con sus correspondientes atributos: la Historia, personificación de la musa Clío, como símbolo de saber y cultura. La Justicia se muestra como una mujer con una espada entre sus manos. La Autonomía o Autogobierno, se simboliza en un ángel alado con un timón. La Paz está representada por una mujer con una rama de olivo, y estrecha contra su pecho un alción, pequeño pajarillo considerado por los antiguos como símbolo de la paz y la tranquilidad.

Finalmente, el trabajo representa un herrero que porta un mazo que descansa sobre un yunque de acero. Sobre este primer cuerpo se eleva el segundo, también pentagonal en el que se disponen varios escudos: Los de Navarra y Pamplona, bajo los cuales queda el crismón, símbolo de Cristo y de la religión cristiana; y los escudos de las restantes merindades históricas del Reino de Navarra: Tudela, Olite, Sangüesa y Estella. Bajo los grandes escudos aparecen veinte escudos heráldicos de otras villas y pueblos de Navarra.

Sobre el segundo cuerpo se alza una columna de mármol rojo que incorpora la fecha de construcción: 1903. Remata el conjunto una monumental estatua de bronce, que representa alegóricamente a Navarra como una matrona victoriosa vestida al modo clásico y con la frente ceñida por corona real, símbolo del Reino de Navarra, que mira hacia adelante con expresión rotunda y decidida. Lleva una espada envainada a la cintura, y porta en su mano derecha un fragmento de las cadenas del escudo del Reino, como símbolo de la libertad conquistada, mientras en la izquierda lleva un pergamino medio enrollado del que cuelga un sello céreo y que contiene la leyenda «Ley Foral». A los pies de la matrona se encuentran arrumbados un escudo y un turbante almohade, en referencia a la victoria del rey navarro Sancho el Fuerte en la batalla de las Navas de Tolosa.

Aunque en un principio se pensó en colocarlo en la plaza de la Constitución -actual del Castillo-, finalmente se decidió erigirlo en el extremo oriental del entonces Paseo de Valencia (actual Paseo Sarasate), frente al Palacio de la Diputación. Como curiosidad histórica, es destacable que en la figura de la matrona quedó perpetuada en bronce la pamplonesa de la calle San Antón, Rosa Oteiza Armona, que mantuvo una relación sentimental con el propio José Martínez de Ubago. El Ayuntamiento de Pamplona, dentro del plan de restauración y limpieza de las esculturas públicas de la ciudad, procedió a la restauración de este monumento a finales del año 2010.

Los artistas: Manuel Martínez de Ubago y Ramón Carmona

En el año de 1893 fue elegido el proyecto presentado por Manuel Martínez de Ubago, uno de los principales exponentes de la arquitectura pamplonesa de entresiglos. Arquitecto navarro (Pamplona, 1869; Zaragoza, 1928). De estilo ecléctico aunque también con influencias modernistas, y que desarrolló su trayectoria profesional primero en Navarra, y posteriormente en Aragón. Comenzó brillantemente su carrera profesional con este monumento y continuó con diversos proyectos arquitectónicos posteriores tanto civiles como de restauración y vivienda privada.

Ramón Canuto Carmona Urrutia (Pamplona, 1871-1929) ejerció la profesión de marmolista. Su actividad se centró fundamentalmente en los encargos funerarios, entre los que el más notable fue el Mausoleo de Pablo Sarasate para el Cementerio de Pamplona, ejecutado entre los años 1908-1909. Otros trabajos de Carmona fueron los mosaicos del retablo mayor de la parroquia de San Lorenzo y, en la misma parroquia, el remate del altar de los Remedios. En el monumento a los Fueros trabajó como piezas más destacadas las cinco estatuas colocadas en el primer cuerpo, a partir de modelos de la ciudad.

Ubicación: Paseo de Sarasate