Estella-Lizarra es una de las ciudades más emblemáticas de Navarra, situada a orillas del río Ega en la zona media occidental de la Comunidad Foral de Navarra y con una historia que se remonta a la Edad Media. Estella es una ciudad que rebosa patrimonio histórico, artístico y cultural. Su casco antiguo alberga una impresionante colección de monumentos, como la iglesia de San Pedro de la Rúa, el Palacio de los Reyes de Navarra y la Plaza de los Fueros, entre otros.

San Pedro de la Rúa es uno de los templos más destacados, ubicado en un alto que domina la ciudad. Su pórtico del siglo XIII, con arcos lobulados y una ornamentación de influencia árabe, es una joya arquitectónica. En su interior se encuentra la capilla barroca de San Andrés, patrón de la ciudad, y su claustro del siglo XII, reconocido por la riqueza escultórica de sus columnas torsas entrelazadas, un detalle único del románico navarro.

El Palacio de los Reyes de Navarra, Monumento Nacional desde 1931, es un ejemplo singular del románico civil. Con su bella fachada articulada en tres cuerpos y capiteles historiados que narran escenas como la lucha de Roldán y Ferragut, el palacio acoge actualmente el Museo Gustavo de Maeztu, dedicado al reconocido pintor.

La Plaza de los Fueros y sus alrededores complementan el paseo monumental con numerosos palacetes y casas nobles. Entre ellos destacan el Palacio del Gobernador, hoy sede del Museo del Carlismo, y el Palacio de los Eguía, actual biblioteca. No te pierdas tampoco la calle Mayor, con sus edificios blasonados y el antiguo edificio de la Estación, ahora convertido en estación de autobuses.

Estella es también una de las ciudades monumentales navarras con más casas nobles y palacetes, y un punto de referencia para la ruta jacobea. Su rica historia está impregnada de su pasado medieval, cuando fue fundada en 1090 bajo el Fuero de Sancho Ramírez, atrayendo a peregrinos y mercaderes de toda Europa. La ciudad conserva vestigios de su judería, que fue la tercera en importancia en Navarra después de las aljamas de Tudela y Pamplona, y cuya influencia aún se percibe en las calles de su casco antiguo.

Rodeada de montes y valles, Estella-Lizarra también destaca por su entorno natural, que invita a disfrutar de actividades al aire libre como el senderismo o el ciclismo. Los paisajes de la zona son un regalo para disfrutar de la naturaleza, con montañas, ríos y rutas que complementan perfectamente una visita cultural. Conocida como la «estrella medieval del Camino», su ambiente jacobeo, sus monumentos y su entorno convierten a Estella en un destino único.

Además, la ciudad es famosa por su gastronomía, destacando platos como el cordero lechal y sus excelentes vinos, que son una parte esencial de su identidad. La combinación de cultura, naturaleza y tradición hace de Estella-Lizarra un destino perfecto tanto para turistas interesados en la historia como para quienes buscan relajarse y disfrutar de la tranquilidad del entorno.